Son muchas las personas que suelen transmitirme que necesitan encontrar "el equilibrio" de sus vidas. Sin embargo cuando les pregunto donde lo perdieron, suelen poner una cara extraña y una sonrisa nerviosa suele apoderarse de ellos.
¿Qué es tener equilibrio en la vida? ¿Dónde reside el equilibrio de nuestras vidas? ¿Cuál es el motivo de que algunos lo conserven y otros no? Si hemos perdido el equilibrio ¿Cómo podemos recuperarlo?
No son pocas las personas que a la hora ir en busca de tan ansiado equilibrio se aventuran en recorrer el mundo. Piensan que viajando a lugares remotos, desapegándose de las personas que forman parte de su mundo, alejándose de su rutina diaria y conversando con personas de índole espiritual recobrarán el equilibrio de sus vidas.
No obstante, cuando vuelvo a hablar con estas personas tras finalizar sus viajes, noto en ellos una energía especial, como si un milagro se hubiese producido. Se esfuerzan por contarte con todo lujo de detalles todos los lugares que han visitado, las prácticas y rituales que han realizado, los chamanes y yoguis con los que han tenido oportunidad de conversar y el gran cambio que han experimentado.
Lo paradójico de todo esto es que con el tiempo esa magia parece ir perdiendo fuerza, el halo que traían consigo tras volver a la realidad diaria se va esfumando poco a poco, disimuladamente. Su sonrisa va disminuyendo en calidad y cantidad. Las miradas se van apagando y las palabras dejan de tener esa inmensa pasión.
Todo esto me lleva hoy a querer expresar y compartir lo que mi propia experiencia me ha demostrado a lo largo de los últimos años y que puede resumirse en esta máxima:
"El equilibrio está en el centro. El centro está dentro de ti y por lo tanto no puede encontrarse fuera sino dentro de tu Ser".
Cuando inicias un viaje en busca de tu equilibrio personal, da igual a donde vayas, da igual con quien vayas, pues siempre terminas volviendo a ti. Siempre vuelves a estar solo contigo mismo y es ahí donde debes tomar la decisión: - ¿Mantengo el equilibrio o no?
No he conocido a ninguna persona que me haya indicado un lugar en el mundo donde se encuentre el equilibrio que tanto se desea (de conocerlo... seguro que hoy en día viviría allí), y debo confesar que ni yo mismo lo he encontrado nunca viajando por diferentes continentes.
Sin embargo, es curioso como el equilibrio te sorprende una mañana de martes jugando con tus hijas, o como una tarde en el cine con tu pareja puede hacer que recuperes tu centro. Es necesario acecharte para poder sorprenderte a ti mismo en esos momentos donde sin saber como ha ocurrido, una paz y una calma inundan tu presente y te hacen disfrutar al máximo de algo tan simple.
¿Podría ser que el equilibrio estuviese presente en cada momento de nuestras vidas? ¿Será el equilibrio nuestro estado normal? ¿Existe la posibilidad de que seamos nosotros los que de una forma consciente e inconsciente rompamos nuestro equilibrio natural?
La auto observación es una de las herramientas más importantes de las que disponemos las personas para poder alcanzar dicho equilibrio y yo personalmente siempre suelo ofrecerla a las personas que inician un proceso de búsqueda. La auto observación no es sólo mirarte en un espejo, va más allá de lo que podemos ver y pretende ser una observación interna de nuestros propios pensamientos, palabras, emociones y acciones.
Es de esta forma como poco a poco vamos siendo conscientes de como nuestro mundo interior suele condicionar el equilibrio de nuestra vida. Y es a través de esta auto observación como he llegado ha comprender que el equilibrio no depende donde estoy sino de como estoy y como elijo seguir estando los próximos minutos.