1. Pon fin a
la Teología de la Separación
Trabaja tu
propia vida y tu sistema personal de creencias para eliminar todo pensamiento
de separación de Dios. Libérate de esa teología, sin más. La Teología de la
Separación es una teología que se empeña en que nosotros estamos «aquí» y Dios
está «allá». Su doctrina nos dice que Dios nos separó de Él en castigo por
nuestros pecados, y que nuestra tarea consiste ahora en volver a Dios, lo cual
sólo es posible si Dios lo permite; y sólo lo hará si obedecemos sus
mandamientos.
Nuestra
Patología de la Separación sólo se curará cuando nuestra Teología de la
Separación se sustituya por una Teología de la Unidad. Debemos llegar a
entender que toda la vida es Una….Es el comienzo de una creación nueva, del
hacer realidad la próxima versión, la más grandiosa, de la visión más grande
que hayas tenido nunca de Quién Eres.
La vida es la
expresión de la Unidad Misma. Dios es la expresión de la Unidad Misma. La Vida
y Dios son Uno. La Unidad es Dios y la vida.. Cuando hemos entendido esto,
vemos a Dios en todos y en todo. Incluso en nuestros yos divinos. Vemos
claramente que somos Dios diosando. Es decir,Dios en el acto de recrearse a sí
mismo. ……
……Toda vida
es divina, y cuando tratemos a toda vida como divina, lo cambiaremos todo. Pues
¿cómo es posible que un solo aspecto, que una sola Individualización de la
Divinidad sea completamente feliz mientras alguna otra Individualización sea
completamente infeliz? La respuesta es que no es posible. Y así nos elevaremos
unos a otros, para que todos podamos vivirnos a nosotros mismos siendo «más
felices que Dios».
2. Manténte
en contacto con quien eres
Recuerda que
tú no eres tu cuerpo sino un alma que realiza con el cuerpo un viaje de gozo.
Recuerda que tu alma es una parte eterna de Dios. Recuerda que Dios y tú sois
Uno. …….
Entiende
que, por ser Quien Eres, nada puede hacerte daño, y no necesitas nada para ser
absolutamente feliz en este cuando/donde de tu existencia eterna.
Lo que te
digo aquí es que te veas a ti mismo como a un Ser Espiritual con cuerpo, con la
misión sagrada de la autorrealización y de la autocreación. Empieza por darte
cuenta de Quién Eres de Verdad; después, re-créate a ti mismo en la próxima
versión, la más grandiosa, de la visión más grande que hayas tenido nunca de
ese Quien Eres. Tu tarea diaria, que no es tan difícil como puede parecer al
principio, es la siguiente: Recuerda tu identidad. Retén tu identidad. Recrea
tu identidad.
3. Da a los
demás todas las vivencias que buscas tú
El modo más
rápido y más fácil de retener tu identidad es poner a los demás en contacto con
la suya. El modo más rápido para tener cualquier vivencia es hacer que los
demás tengan la misma vivencia. Si quieres vivir tu Yo Divino y tu identidad
verdadera, haz que otro viva su Yo Divino y su identidad verdadera.
Devuelve a
las personas a ellas mismas. Esto lo puedes hacer de cien maneras, en mil
vidas, en un millón de momentos.
Si quieres
vivir cualquier cosa en tu propia vida, haz que otro la viva en la suya. Si
quieres vivir el amor, haz que otro sea amado. Si quieres conocer la
abundancia, haz que otro tenga abundancia. Si quieres conocer el éxito, haz que
otro alcance el éxito. Si quieres conocer el poder, haz poderoso a otro.
Si quieres
conocer la paz, haz que otro esté en paz. Lo que estoy diciendo aquí es que por
donde mejor empieza la Creación Personal es en otro. Enfócate primero en el
otro, siempre en el otro, no empieces nunca por el Yo, y lo que quiera vivir el
Yo se hará realidad multiplicado por siete. Cualquier cosa que quieras crear
para ti mismo, créala para otro. Esta es la forma más poderosa de la Energía de
Atracción.
4. Ten claro
que nada de lo que ves es real
Vivimos en
el mundo de la ilusión Entenderás tu relación verdadera con todo lo que te
rodea cuando te consideres a ti mismo como un ilusionista que contempla sus
propios trucos. Diviértete, como se divierte un buen ilusionista, pero no
olvides ni por un instante que todo es una ilusión. Lo que es más importante,
no olvides que eres tú el que estás creando la ilusión. Por tanto, procura no
perderte en ella.
5. Decide
que tú no eres tu «historia»
Para vivir lo
que está pasando de una manera que mantenga tu felicidad,lo más probable es que
tengas que abandonar tu historia. Tu «historia» son todos los datos que has
recogido acerca de lo que te ha pasado en tu vida, y la realidad que te has
fabricado acerca del tipo de personaque eres tú y que son las demás personas, y
de cómo os hicisteis así todos……
La felicidad
no la encontrarás nunca en tu historia; sólo la encontrarás en tu decisión más
nueva y más grandiosa acerca de ti mismo y de los demás. Esto puede significar
tener que decirte a ti mismo, respecto de muchas cosas que han sucedido: «Eso
fue “entonces”; y esto es “ahora”». Ninguna de esas cosas ejerce ninguna
relación sobre lo que está sucediendo en este momento.
……Es
importante que entiendas que tu mente subconsciente no conoce la diferencia
entre el Entonces y el Ahora. Guarda todos los datos en un lugar donde no
existe el tiempo. Por eso te puedes despertar una noche cubierto de sudor frío
por haber soñado con una cosa que pasó hace veinte años. Tu mente subconsciente
(que, dicho sea de paso, controla la mayor parte de los sistemas de tu cuerpo)
no sabe que lo que estás recordando no está sucediendo en realidad.
Reaccionar
es ni más ni menos que lo que la misma palabra indica. Es actuar (accionar) otra
vez como actuaste antes. Éste es un camino que conduce con toda seguridad a la
infelicidad, pues la felicidad máxima se encuentra en la creación, no en la
reacción.
Lo que estoy
diciendo aquí es que lo que te está invitando a hacer la vida es a vivirte a ti
mismo y vivir el momento que estás viviendo en cualquier cuando/donde
determinado, tal como tú quieres vivirte a ti mismo, y no como solías vivirte a
ti mismo.
Se te invita
a que renuncies a tu identidad anterior, a que abandones tus ideas viejas acerca
de ti mismo, y a que te figures que la vida ha vuelto a comenzar para ti ahora
mismo, al menos en lo que respecta a las decisiones más importantes respecto de
quién eres y de cómo te van las cosas. En algunos círculos, a esto se le llama
volver a nacer.
6. Ten sólo
preferencias
Muchas
personas se hacen infelices a sí mismas simplemente porque les resulta
imposible aceptar la vida tal como se está presentando aquí mismo, ahora mismo.
Nada les parece lo bastante bueno y nada está bien del todo. Como en el cuento
de la princesa y el guisante, estas personas no pueden sentirse cómodas de
ninguna manera con su situación ni sus circunstancias, con su entorno o con sus
compañías. Nada funciona, nada es lo bastante bueno, lo bastante rápido, lo
bastante grande. Son unas personas que siempre encontrarán el motivo para no
ser felices del todo, mientras exista eso que llamamos tiempo meteorológico. No
son capaces de celebrar lo que es, sino que necesitan, más bien, quejarse de lo
que no es.
Celebrar o
quejarse: ésta es la opción de cada momento. Si eliges lo primero en vez de lo
segundo, tu vida podrá llenarse de sonrisas para siempre. Verás, existe una
manera de ser más felices que Dios, y consiste en no exigir que nada sea
diferente en ningún sentido de como es ahora mismo.
Esto no
significa que no aspires nunca a cambiar nada. Sí que significa que no bases tu
felicidad en si se está produciendo o no ese cambio. Es una cuestión de dejar
de vivir la vida a base de adicciones y pasar a vivirla a base de preferencias.
Siempre
podrás saber si tienes adicción a algo, en vez de simplemente preferirlo,
observando si la falta de ese algo te hace perder la felicidad.
La idea para
la vida consiste en convertir tus adicciones en preferencias. Encontré por primera
vez este concepto en el libro extraordinario de Ken Keyes Hacia la expansión de
la conciencia. Recomiendo a todos este libro de visión profunda.
Las
adicciones se transforman en preferencias por el sencillo método de observar
sinceramente cuánto te perderías de verdad si no tuvieras lo que crees que
quieres y que necesitas aquí mismo y ahora mismo. Suele ser con frecuencia
mucho menos de lo que te piensas.
Lo que estoy
diciendo aquí es que, mientras se esté viviendo la vida, siempre habrá algo que
celebrar. Ver el vaso medio lleno, más que medio vacío, es algo más que un
aforismo ñoño. Es la clave de la felicidad perdurable.
Si sales de
tu historia el tiempo suficiente para echar una mirada a la vida con sinceridad
y para darle una oportunidad, advertirás que la vida te está presentando ahora
mismo y casi a cada momento todo lo que necesitas para estar satisfecho y en
paz. Lo único que tienes que hacer para vivirlo así es cambiar tus requisitos
para este momento presente.
El cambio de
requisitos es muy sencillo, en realidad. No es más que una cuestión de cambiar
de opinión acerca de lo que necesitas ahora mismo. La verdad es que no
necesitas nada en especial. La «Necesidad» es una de las Diez Ilusiones de los
Seres Humanos. No es real. A ti te puede parecer un desafio asumir esta idea
dentro de tu realidad vital, pero quizá no te cueste tanto esfuerzo ver que la
mayoría de las cosas que te parecía que no podías vivir sin ellas no las
necesitabas en realidad. Habrás encontrado una manera no sólo de existir sin
esas cosas, sino de sonreír, reír y ser feliz sin ellas.
El
«Requisito» es otra de las Diez Ilusiones de los Seres Humanos (puedes ver la
lista completa, con su explicación, en el Apéndice). Es la ilusión de que
existe algo que debes tener absoluta y necesariamente para poder vivir. Pero no
hay nada que debas tener aparte de lo que ya tienes ahora mismo, que es el Yo
tal como es en realidad. No puedes morir, y tu vida no puede terminar, porque
tú eres la vida misma manifestada. Cuando hayas entendido esto, ya no temerás a
la muerte, y entonces ya no temerás a la vida. Tampoco volverás a sentir una
necesidad apremiante y visceral de nada en particular. Esto lo cambia todo.
7. Ve la
perfección
Velo todo
tal como es: el suceso perfecto, que viene en el momento perfecto para
proporcionarte la oportunidad perfecta de expresar de la manera perfecta
aquello que es la Perfección Misma. En su relación personal contigo, la
perfección es el Yo que has elegido ser y que ahora optas por demostrar y
vivir.
Ésta es una
cosa que la mayoría de la gente no es capaz de admitir y que se niega a
reconocer; pero es la verdad acerca de ti; y Dios lo sabe. Lo que he aprendido
yo a consecuencia de mis tratos directos con Dios es que yo soy íntegro,
Completo y Perfecto tal como soy. Y tú también lo eres.
Esto se
aplica igualmente al sabio y al pecador, al ángel y al canalla. En el mundo de
Dios no hay pecadores ni canallas. Sólo hay Individualizaciones de la
Divinidad, algunas de las cuales han olvidado Quiénes Son de Verdad.
En cada uno
de los momentos dorados del Ahora tenemos la oportunidad de aprovechar ese
momento, y todo lo que encierra y ofrece, para recordar Quiénes Somos de
Verdad; y, a continuación, para demostrarlo. La vida nos otorga los dones de la
eternidad y del infinito para que podamos conocernos a nosotros mismos en
nuestras propias vivencias… y para que, después, nos recreemos a nosotros
mismos de nuevo en la próxima versión, la más grandiosa, de la visión más
grande que hayamos tenido nunca de Quiénes Somos.
Éste es el
proceso que llamamos evolución. Éste es Dios diosando. Lo que estoy diciendo
aquí es que no juzgues ni condenes a las personas ni los sucesos que te pone
delante la vida, sino que mantengas la conciencia plena de que tú, tú mismo, te
los has atraído, para que puedas cumplir todas las posibilidades de la vida, su
promesa y su propósito.
8. Sáltate
el drama
Recuerda que
nada tiene más significado que el que tú le atribuyas. Repítelo mentalmente, en
silencio, en cualquier momento de estrés o de alteración: Nada tiene más
significado que el que yo le atribuyo. Es una variante de las palabras de
Shakespeare que acabamos de citar, y la primera vez que las vi expresadas de
este modo fue en Un curso de milagros. Estas diez palabras pueden cambiar toda
tu manera de vivir la vida. Pueden frenar en seco el drama. Pueden partir por
la mitad la confusión y la angustia emocional. De hecho, pueden llegar a
eliminarlos por completo.
Apréndete de
memoria esas diez palabras y utilízalas a modo de mantra cuando te parezca que
se te está estropeando el día… o la carrera profesional, o la vida de pareja, o
cualquier otra cosa que hayas preparado y trabajado con tanta dedicación.
Recuerda que en muchos casos en que parece que se nos está estropeando la vida,
lo que pasa es que se nos está arreglando por primera vez.
Cuando yo me
alteraba por las cosas cuando era niño, mi madre me decía: «¿Qué importancia
crees que tendrá esto cuando tengas noventa años?».
Esto me
tranquilizaba un poco, evitando que cayera en excesos emocionales que no eran
buenos para nadie, y mucho menos para mí. «Si crees que dentro de noventa años
vas a estar sentado en tu mecedora, en el porche de tu casa, preocupado por
esto, preocúpate ahora. Si crees que entonces vas a estar alterado por esto,
altérate ahora. Si no lo crees, déjalo sin más.» Esto es lo que me decía mi
madre. Me encanta esta palabra, «déjalo». Respira hondo y relájate. Lo que
estoy diciendo aquí es que no te precipites a ponerte en modo de «reacción» en
cuanto aparezca una energía negativa. Trabaja duro contigo mismo para quedarte
en el espacio de «creación». Date cuenta de que lo que estás viendo puede ser
simplemente el funcionamiento de la Ley de los Opuestos, que ejerce su efecto
en el Proceso de la Creación Personal. Adopta una postura de agradecimiento
siempre que puedas. . . y no dudes en servirte del humor para alcanzar esa
postura. Yo he descubierto que el mejor es el humor con el que te ríes de ti
mismo.
Es lo mejor
de todo, sin discusión. Para acabar con los reveses y el drama innecesario de
mi vida, todo lo que tengo que hacer es reírme de mí mismo. Es una excelente
medicina.
9. Entiende
la tristeza
No es lo
mismo la tristeza que la infelicidad. ¿Captas la diferencia?
Tu tristeza
no tiene por qué hacerte infeliz. Tu tristeza, como señal de tu situación en tu
camino evolutivo, puede servirte de confirmación interior de la profundidad de
tus sentimientos y, por tanto, de quién eres como persona y como ser
espiritual.
Cuando
alguien te haga daño, permítete sentir tristeza. Y sobre todo cuando haces daño
a otra persona, permite que tu arrepentimiento vaya acompañado de tristeza.
Otórgate a ti mismo el don de la tristeza, y verás cómo sanas más deprisa de
todas las vivencias que te inspirarían la tentación de olvidarte de tu
identidad plena.
Lo que estoy
diciendo aquí es que tu tristeza acerca de cualquier cosa no debe impedirte ser
más feliz que Dios, más feliz de lo que fuiste antes. La felicidad es
acumulativa. Cuanto más la sientes, mayor se hace.
10. Deja de
discutir con la vida
Una gran
proporción de la falta de felicidad que sentimos en nuestras vidas es
consecuencia de nuestros juicios de valor. Tendemos a juzgarlo todo. A las
personas que nos rodean, las circunstancias que presentan éstas, los hechos del
momento y, naturalmente, a nosotros mismos.
Hay personas
que no pierden una sola oportunidad de adoptar su postura de juicio de valor.
Es casi como si estuvieran juzgando la vida misma. Constantemente.
Lo que
resulta especialmente interesante acerca de la mayoría de los juicios humanos
es que la gente ni siquiera se basa en una medida objetiva para llegar a sus
conclusiones. En general, aplican una vivencia anterior, sus ideas propias, su
propia «historia», como base para tomar una decisión sobre otra persona.
Naturalmente,
nunca se les ocurre que bien podrían ser sus propias vivencias, sus ideas, su
«historia», las que estén algo desviadas. He observado esto con el
distanciamiento suficiente para llegar a la conclusión de que probablemente yo
mismo lo esté haciendo así. Por eso me he esforzado mucho en sustituir los
juicios a los demás por la reflexión sobre mí mismo.
Cuando
siento la tentación de juzgar a los demás, miro dentro de mí para determinar
cuándo obré yo de esa manera en mi vida; cuándo produje yo esos resultados en
mi vida; cómo es posible que yo cometiera tales errores en mi vida.
De pronto,
me llega una oleada de compasión que barre los juicios de valor y que hace
imposible una condena por mi parte.
Lo que estoy
diciendo aquí es que en un corazón que tiene amor no hay lugar para los juicios
de valor. Pero recuerda que juzgar no es discernir, y observar no es juzgar.
Saber discernir es muy saludable, y hacer observaciones es muy natural. Una
observación dice: «Esto es así». Un juicio de valor dice: «Esto no debe ser
así».
Sobre todo,
no te juzgues a ti mismo; pues Dios no te juzgará jamás. No; ni ahora ni nunca.
Esta es la verdad que está detrás de la verdad. Esta es la verdad que no se
puede pronunciar. Esta es la blasfemia de entre las blasfemias.
El Juicio y
la Condena se cuentan entre las Diez Ilusiones de los Seres Humanos.
Sencillamente, no son reales.
11. Abandona
todas las expectativas
Nada
representa un obstáculo mayor para la felicidad duradera (o incluso para la
felicidad a corto plazo) que las expectativas. Abandónalas ahora mismo y no
vuelvas a albergarlas jamás, acerca de nada ni de nadie.
Olvídate de
cómo crees que «deben ser» las cosas. En el universo no existe el «debe ser».
El «debe ser» es una invención humana que no tiene nada que ver con la realidad
última. Debes saber que los giros y los desvíos que nos apartan del camino que
creíamos que íbamos a seguir no son rodeos en absoluto, sino que son el camino
más rápido que conduce de donde estamos a donde queremos estar. De lo contrario,
no lo seguiríamos.
Confía en
que Dios sabe lo que hace. Debes saber que la vida siempre está conspirando a
tu favor. Entiende que las expectativas no son más que la idea que tienes
acerca de algo, y que esta idea no tiene ni puede tener en cuenta el tejido
complejo de los viajes vitales que todos emprendemos de manera secuencial y
simultánea, en la vivencia cocreativa y colectiva del Alma Única expresada a
través de los Muchos.
Dicho de
otro modo, aquí pasan más cosas de las que se aprecian a simple vista. Hay más
de un programa de trabajo. El objetivo es único, pero el proceso es múltiple.
Si eres
consciente de ello constantemente, descubrirás que el hecho de aferrarte a las
expectativas sólo sirve para encrespar el Plan Perfecto y su representación en
el escenario de la vida por todos los actores.
Lo que estoy
diciendo aquí es que las expectativas marcan un límite al modo en que defines
la perfección, y que este límite constriñe tu creación de la perfección misma.
Por tanto, no esperes nada y acepta todo lo que recibas. Acoge todo lo que se
presente. Ama lo que es.
12. Ten
compasión contigo mismo
No te
consideres «malo» por ninguna vivencia negativa con que te encuentres ahora
(aunque tengas la sensación de que «te lo mereces» o de que«tú te lo has
buscado»; de hecho, sobre todo si tienes esta sensación). En vez de ello, ten
compasión con tu propio Yo y sabe que Dios te ha dotado del poder interior
necesario para cambiarte a ti mismo, para cambiar tus motivos, tus conductas,
tus circunstancias externas y tu vida misma, de aquí a un instante.
Recuerda
siempre que tú no eres tu pasado; que tú no eres quien eras ayer, ni siquiera
quien eras hace un momento. Que cada nuevo día, cada nuevamhora, cada nuevo
momento, señalen un nuevo comienzo. Aunque estés en elmúltimo momento de tu
vida, no será demasiado tarde para declarar tu próximanidentidad, la más
grandiosa, y para asumirla.
Lo que estoy
diciendo aquí es que la transformación es una cosa instantánea-momentánea, que
tenemos abierta y disponible a cada segundo. La vida comienza de nuevo cuando
tú lo dices. Por eso, sé delicado contigo mismo acerca de ti mismo. Perdónate
con un beso tus (supuestos) defectos, debilidades y faltas, y recuerda siempre
lo siguiente: si te vieras a ti mismo tal como te ve Dios, sonreirías mucho.
13. Di tu
verdad en cuanto la conozcas
La mayor
lección que he aprendido en mi vida está relacionada con la verdad. No existe
la Verdad Absoluta en el sentido objetivo; pero sí existe la verdad subjetiva;
existe lo que es verdad para ti; y esto tiene una importancia extraordinaria
para tu vida.
Aspira a
vivir de manera auténtica; aspira a ser plenamente tú mismo; pues cuando vives
enseñando sólo la mitad de ti, dando a conocer sólo la mitad de ti, expresando
sólo la mitad de ti, es cuando tienes garantizada la infelicidad. corazón; pues
la verdad eleva el espíritu, la verdad libera la mente, la verdad abre el
corazón y la verdad enciende la pasión y libera el amor del alma.
14. Observa
las energías, atrapa las vibraciones
Observar las
energías que te rodean. Escuchar las energías. Percibir las vibraciones. Éstos
son los tres niveles de la recepción. Puedes recibir energías viéndolas,
oyéndolas y sintiéndolas.
La energía
que ves se llama luz. La energía que oyes se llama sonido. La energía que
sientes se llama sentimiento. El sentimiento es el lenguaje del alma.
Presta
atención a las energías de la vida. Las estás recibiendo y enviando a cada
instante. ¿Están en resonancia las energías que envías con las energías que
recibes?
La felicidad
es el estado de resonancia más elevado. Esta noticia es muy interesante, pues
significa que la felicidad no es algo que nos caiga del cielo, sino que es algo
que podemos crear.
Para crear
felicidad te basta con crear resonancia entre tu interior y tu exterior. Por
ejemplo, puedes conjuntar la energía de la ropa que te pones con el estado de
ánimo en que te encuentras hoy. De hecho, esto lo haces de manera automática.
Puedes conjuntar la energía de los alimentos que comes con la energía de tu
cuerpo en cualquier momento dado.
Estos
ejemplos son sencillos. Aprende a escucharte a ti mismo. Siente las vibraciones
de quien eres, y no hagas nada ni estés con nadie de una manera importante si
las vibraciones no concuerdan.
Yo soy incapaz
de ir a ver una película, ni de escuchar música, ni de comer algo, ni de
ponerme ropa, ni siquiera de decir palabras ni de albergar pensamientos con los
que no esté en resonancia. Estas cosas las sientes. Puedes pasar la mano por
encima de unos alimentos y sentir, literalmente, si te sientan bien ahora
mismo. Puedes sentir a la gente, los espacios, los colores y… sentirlo todo, si
prestas atención. Presta atención a tu vivencia exterior y presta atención a tu
vivencia interior. Asegúrate de estar en resonancia con las personas, con los
lugares y con las cosas que te rodean.
Y escucha.
Simplemente, escucha. Escuchar es un gran arte. ¿Sabes que puedes hacer felices
a las personas con sólo escucharlas? ¿Sabes que te puedes hacer feliz a ti
mismo a base de escuchar a los demás? Escuchar es una de las maneras más ricas
de hacer el amor. Está cargada de gratificaciones, cargada de gozo. Intenta
absorber todo lo que está pasando en tu espacio. Después, mira a ver si hay
concordancia. Y si no hay concordancia, rehuye ese espacio.
Lo que estoy
diciendo aquí es que, cuando sigues este paso, tienes muchas más posibilidades
de ser feliz. No hace falta «seguir la corriente» para poder «llevarse bien».
Presta atención a la energía, capta las vibraciones, y si está en resonancia
con Quien Eres y con Quien Eliges Ser, fusiónate con ella y cocrea con ella.
Pero si la energía y las vibraciones no están sincronizadas con Quien Eres y
con Quien Eliges Ser, apártate de ellas. No de manera brusca, ni grosera, ni
con juicios de valor, sino con suavidad, con dulzura, con delicadeza, con
amabilidad… y con decisión. No cambies de opinión diciéndote: «Bueno, esto lo
puedo aguantar…». Cambia tu vivencia.
Prestar
atención a las energías y a las vibraciones de la vida te puede hacer cambiar
tu alimentación, tus hábitos de lectura, lo que ves en televisión y en el cine,
tu manera de vestir, tu manera de hablar… hasta te puede hacer cambiar de
compañías.
Da la
bienvenida a estos cambios. Son los primeros pasos del viaje a la dicha.
15. Sonríe
Esto puede
parecer una tontería, pero es uno de los recursos más poderosos que me he
encontrado en mi vida. Sonríe cinco veces al día sin ningún motivo especial. Y,
desde luego, y claro está, sonríe en seguida, ampliamente, cuando sí tengas algún
motivo para sonreír.
Hay personas
que no sonríen nunca, o muy rara vez. No son capaces de sonreír ni siquiera
cuando todos los presentes se están riendo a carcajadas. Estas personas pueden
ser simplemente tímidas, o pueden tener un dolor profundo. Pero lo importante
es saber que la sonrisa es capaz de curar estas dos dolencias. La sonrisa no
tiene por qué ser un mero acto reflejo. La sonrisa puede ser un acto deliberado
e intencionado. Cuando lo es, se convierte en un acto de creación y, por tanto,
en una herramienta poderosa. Sonríe con facilidad y comparte con facilidad tu
sonrisa con los demás. Iluminarás tu corazón, e iluminarás también el lugar
donde estés.
Hace años
encontré un libro estupendo, Sonríe, aunque no tengas motivo, de Lee L. Jampolsky.
Léelo; lo encontrarás maravilloso.
Lo que estoy
diciendo aquí es que ¡hay que sonreír más! La sonrisa cambia, verdaderamente,
las vibraciones de tu cuerpo. Modifica fisiológicamente la química de tu ser.
Libera endorfinas de efecto salutífero. ¿Lo sabías? Lo dice la ciencia médica,
y es verdad.
16. Canta
Si lo
anterior te pareció ñoño, ¡a ver qué te parece esto! Canta.Quiero que me
prometas que vas a cantar una vez al día por lo menos. Prométemelo. Lo cambiará
todo. No puedes cantar con mala disposición. Y no puedes mantener una mala
disposición mientras cantas. ¡Canta todas las mañanas en la ducha!. ¡Canta en
el coche!. Canta bajito aloído de tu persona amada. Canta en voz alta en el
parque. ¡Mira cómo se ilumina lo que te rodea!. ¡Mira cómo aparecen las
sonrisas! ¿ Crees que alguien puede resistirse a una persona que está cantando?
¿Crees que puede resistírsele el mundo?
Cantar
conecta la mente con el corazón y el corazón con la mente. De manera que canta.
¡Te reto a que lo hagas! Lo que estoy diciendo aquí es que las herramientas y
los recursos con los que podemos crear la felicidad son muy sencillos, tienen
una sencillez elegante. Y los tenemos delante. ¿De qué estamos hablando aquí?
De dar. Observar. Escuchar. Sentir. Sonreír. Cantar. ¡Dios mío, son cosas que
no nos cuestan nada!
17.Sabe lo
que debes hacer cuando las cosas están verdaderamente mal
Está claro
que hay ocasiones en que las cosas están verdaderamente mal. Eso no se puede
cambiar ni con todo el pensamiento positivo del mundo. Las cosas son lo que
son. No puedes taparlas, ni fingir, ni convertir una cosa en lo que no es. Qué
hacer, qué hacer… En primer lugar, no te resistas a lo que está pasando. A lo
que te resistes, persiste. Te va a parecer raro, pero… bendícelo. Bendice a
todas las personas y todos los hechos que te están desilusionando, que te están
asediando, que te están asaltando como flechas lanzadas desde lejos.