miércoles, 24 de noviembre de 2010

Sobre la importancia de la Impecabilidad

En ocasiones ocurre que no nos paramos reflexionar sobre el verdadero significado de la palabra IMPECABILIDAD.


¿Qué es ser impecable? ¿significa, a caso, hacer siempre lo que corresponde? Y si así fuese ¿qué es lo que habría que hacer? ¿qué es hacer lo que corresponde? ¿y lo que corresponde para quién?.


Son preguntas incómodas que por su propia naturaleza no solemos realizarnos. 


Cuál crees que sería tu respuesta si te preguntases a ti mismo:; -¿Soy impecable?.


Difícilmente podrías afirmar que lo eres, pues tendrías que iniciar una labor de introspección profunda donde aparecerían, entre otras, esta batería de preguntas:



  1. ¿Qué es para ti la impecabilidad?
  2. ¿En qué áreas de tu vida eres impecable?
  3. ¿Eres impecable contigo mismo, estando con otras personas y cuando estás solo?
  4. ¿Eres impecable porque tratas de dar ejemplo?
  5. ¿Eres impecable porque te consideras una persona auténtica?



La batería de preguntas puede ser muy extensa y confío en que estas cinco iniciales te ayuden a profundizar en esta cuestión.


Para mí la impecabilidad es la unión de varios atributos, entre los que podría destacar, la autenticidad, la unidad y la honestidad.


Autenticidad, en el sentido de vivir el día a día en función de tus pensamientos, ideales y valores. Soy auténtico y vivo la vida como yo deseo?


Unidad, en relación a sentirte uno contigo mismo, un elemento entero de por sí y que al mismo forma parte de un todo mucho más grande y universal. ¿Me considero un individuo separado del resto del mundo o me  relaciono con los demás partiendo de la base que todos somos elementos de un mismo entramados?


Honestidad, al comprometerte con una forma de vida que anteponga este valor por encima de otros, pues la honestidad no es para con los demás sino para uno mismo.  ¿Soy honesto conmigo y con las personas que forman mi mundo?


Asumir la responsabilidad sobre los propios pensamientos, palabras, emociones y acciones es la forma en la que se puede resumir el camino de la impecabilidad. 


Aceptar que nuestros pensamientos afectan a los pensamientos de las personas con las que nos relacionamos, y que a su vez nuestros pensamientos se trasladan a nuestro lenguaje con el peligro inminente de usar palabras que pueden afectar a los demás. Y finalmente traducir todo esto en emociones que definen el terreno en el que vamos a actuar, pudiendo generar acciones que se establecieron en un nivel de pensamiento negativo.


Dicho de otro modo, ¿qué podemos esperar de nuestras propias acciones si están basadas en emociones negativas que se han desarrollado como consecuencias de pensamientos negativos?. La respuesta creo que es obvia, el resultado nunca podrá ser positivo una vez que se ha superado el nivel de pensamiento que la creó.


Ser impecable, no es algo que se establece en un contrato, o una firma que se plasma en un documento, o un nombre que se refleja en un libro... va más allá de todo esto. Ser impecable es un compromiso con uno mismo, es saber que ante una circunstancia, que se ha puesto delante de nosotros para que salgamos reforzamos de ella, siempre tenemos dos opciones, la de dejarnos llevar por lo que hacen los demás o pararnos a reflexionar e integrar que es lo que nosotros queremos y actuar en consecuencia. Es sustituir la reacción espontánea de un estímulo por una acción basada en un compromiso personal.


Te animo a ser un poco más impecable cada día, a vivir de acuerdo a los valores que tú mismo estableces para tu vida, a iniciar el camino que conduce a tus sueños.... a tus sueños, y no lo que otros quieren que sean tus sueños.


Esto no es una revolución sino una evolución.