1. Tener claro que es lo que queremos conseguir con nuestras acciones.
2. Saber cual es el precio que hay que pagar para alcanzarlo.
3. Estar dispuesto a pagar dicho precio, con pasión.
4. Tener capacidad para analizar si nuestras acciones están bien orientadas y ser flexibles para rehacer el plan original tantas veces como sea necesario.
El punto 3, es el decisivo, donde la mayoría se quedan paralizados, donde se cortan las alas a los sueños y son guardados para siempre el cajón de los recuerdos.